Tras las acusaciones por el presunto desvío de más de 83.5 millones de pesos y la nueva solicitud de desafuero, “Alito” Moreno Cárdenas solicitó la renuncia de Adán Augusto López Hernández, a quien acusó de utilizar su posición en el Senado para encubrir a personajes vinculados con el crimen organizado.
El dirigente nacional del PRI aseguró que el Senado no puede convertirse en un espacio de protección política, y pidió que López Hernández sea separado tanto de su escaño como de la presidencia de la Junta de Coordinación Política, tras señalar que su permanencia mina la credibilidad del Poder Legislativo.
En respuesta a los señalamientos por desvío de recursos durante su administración en Campeche, Moreno Cárdenas ha endurecido su discurso en la Cámara Alta, denunciando lo que califica como una estrategia de persecución impulsada desde el oficialismo para debilitar a la oposición.
El caso ha generado tensiones entre bancadas, especialmente por las implicaciones de las investigaciones que vinculan al exgobernador con operaciones mediante prestanombres, empresas sin giro acorde y pagos inflados por servicios que presuntamente nunca se prestaron.
Desde la dirigencia priista, Moreno ha insistido en que las acusaciones tienen fines políticos y forman parte de un intento por desviar la atención de los señalamientos que pesan sobre miembros del partido en el poder, incluyendo figuras cercanas a López Hernández.
El enfrentamiento entre ambos senadores ha profundizado la polarización en el Congreso, en un contexto en que los principales partidos ya se preparan para renovar el liderazgo en el Senado y ajustar sus posiciones rumbo al nuevo periodo legislativo.
