Me imagino a uno  de los chavos que hoy entreno, tal vez llegue a ser estrella nacional siempre y cuando tenga la disciplina requerida y las ganas de lograrlo”, agregó.  

En Campeche hay fanáticos; lo que falta es lucha: Diego Pinkus

 

Diego Pinkus, heredero de un linaje de luchadores, afirmó que en Campeche hay fanáticos de la lucha libre, incluso hay quienes la practican y les llama la atención, pero señaló que aún no hay eventos debido a lo riguroso de las medidas sugeridas por el gobierno estatal respecto a los eventos masivos.

A casi dos años de pandemia, dijo ha realizado dos eventos sin público, transmitidos en Facebook, pero sin el mismo sabor de boca ya que el público no pudo interactuar con los luchadores; en uno de esos eventos perdió la máscara pues era conocido como Doctor Blood.

Ahora dedica parte de su tiempo en enseñar el arte del ring, del show espectacular y de las acrobacias a jóvenes en un gimnasio municipal público, los Tigres del Joloch, en donde además de los interesados en la lucha libre, entrenan chicos y grandes box de forma amateur y donde les proporcionan el equipamiento necesario, así como las recomendaciones de seguridad para la práctica

 

Primeramente Diego contó que forma parte de la tercera generación luchística de su familia, es nieto de Pinkusky El Príncipe Millonario, y su tío Pinkusky JR Míster Rola; pero en esta generación también estaba su hermana menor, conocida como Bella Xtabay, quien tuvo una carrera de luchadora profesional de solo dos años y él, conocido como Doctor Blood, ambos olvidándose del nombre familiar.

Para su regreso, ya sin máscara, retomará el nombre luchístico de la familia, Pinkusky El Magnate, esperando a tener el mismo éxito como Blood, ahora que dejará a un lado las luchas extremas.

 

“El internet para nosotros es un arma de doble filo, nos sirve para darnos publicidad o hacernos conocer en el publico local e incluso regional, pero también nos limita en cuestiones de la entrada y como bien lo dice el nombre, la lucha libre es deporte-espectáculo y un artista no vive de aplausos, esos que deciden quedarse en casa a vernos detrás de un monitor, no nos aporta ayuda para continuar especializándonos”, señaló.

Agregó que también no es la misma vivencia, pues detrás del monitor uno no puede ver si hay algún espectáculo abajo del ring, tampoco si alguno de los luchadores realizará un “vuelo” en forma de tope o voltereta, es decir, “la emoción que viven los fanáticos de la lucha libre en las arenas es diferente a ver el espectáculo desde fuera, no es lo mismo estar y que te caiga encima uno de los luchadores y empujarlo tu como aficionado, a verlo desde casa”, precisó.

Respecto al tema de realidad o ficción, y haciendo énfasis en el tema del deporte espectáculo, Diego dijo que los luchadores profesionales deben tener dos aspectos muy importantes, el tema físico y el entretenimiento, si bien la televisión o las transmisiones hacen parecer que la lucha libre es fantasiosa, cabe resaltar que los entrenamientos son reales, “nos azotamos, caemos, nos levantamos, recibimos patadas, no todos los golpes pueden fingirse, y ya en el evento hay cosas que no controlamos”, dijo.

Resaltó la frase explicada por su familia hace años, “sabemos como subimos al cuadrilátero, pero no sabemos como bajaremos”, pues explicó que los luchadores saben subir a un ring, lo hacen de pie, presentándose y haciendo creer a quienes lo ven que ellos son más fuertes o acrobáticos a los demás, pero hay situaciones aleatorias que terminan en accidentes graves, como su caso, tiene la rodilla lesionada desde hace años y aún así lucha.

 

 

Por eso recomendó a quienes critican sin saber lo que significa una lucha, a asistir a un evento, a que observen las acrobacias y determinen si es fácil o no, pues hizo hincapié “hay cosas que no son premeditadas, los vuelos pueden no tener el éxito al caer fuera del punto de tu objetivo, hemos visto luchadores que salen en camillas de los eventos por un error de calculo y eso es para todos”, expresó.

Actualmente en su actividad de coach, Diego entrena a unos seis jóvenes en el gimnasio municipal Tigres del Joloch, pues su arena privada tuvo que dejarla por los gastos y la falta de discípulos en el arte de la lucha libre. Incluso mencionó la posible opción de retomar la actividad de manera particular, pero habría que esperar a la mejora de las condiciones sanitarias para la comodidad de los interesados.

Mientras tanto, a dos años de pandemia, aseguró la esperanza la encuentra en los jóvenes que hoy llegan al gimnasio buscando al maestro de lucha libre, por ello dijo “hay que buscar sangre nueva, quedamos muy pocos luchadores activos, incluyendo a Mascarita del Ring, él fue quien mi quitó la máscara en una de las luchas a puerta cerrada que organizamos el año pasado”, dijo.

Me imagino a uno  de los chavos que hoy entreno, tal vez llegue a ser estrella nacional siempre y cuando tenga la disciplina requerida y las ganas de lograrlo”, agregó.

 

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