Un abono realizado esta semana por Petróleos Mexicanos dio un respiro momentáneo a algunos proveedores del sector petrolero, aunque el contraste es evidente: a lo largo de 2025 la empresa ha cubierto menos del 30 por ciento de lo facturado, mientras los adeudos siguen acumulándose.
El pago, previamente anunciado, alcanzó solo a un número limitado de empresas, ya que los criterios establecidos para acceder a los recursos dejaron fuera a gran parte de la proveeduría, en particular a la pequeña y mediana empresa vinculada a la operación petrolera.
Para quienes sí recibieron recursos, el monto fue insuficiente para corregir el deterioro financiero arrastrado durante meses. Empresarios señalaron que los depósitos apenas permitieron cumplir compromisos inmediatos de fin de año, como prestaciones laborales y obligaciones fiscales.
En el caso de los subcontratistas, la situación es aún más delicada. Al no ser considerados en estos abonos, enfrentan mayores dificultades para sostener nóminas y operaciones, al tiempo que deben absorber largos periodos sin pagos.
Representantes del sector advirtieron que la crisis de liquidez se ha profundizado debido a la acumulación de pasivos, que estiman en alrededor de 400 mil millones de pesos, cifra que refleja la magnitud del rezago financiero de la empresa productiva del Estado.
Aunque se prevé una nueva dispersión de recursos hacia finales de diciembre, los proveedores anticipan que las condiciones seguirán siendo restrictivas, por lo que el problema de fondo —el rezago en los pagos— continúa sin resolverse.






