Petróleos Mexicanos continúa aplazando el pago de sus compromisos con proveedores sin enfrentar penalizaciones por los retrasos. A solo cuatro días de que finalice julio, la empresa aún mantiene adeudos correspondientes a trabajos realizados en 2024, lo que incrementa la preocupación entre empresarios del sector.
Las esperanzas de que se liberara un primer abono el pasado viernes se desvanecieron, debilitando la confianza de las empresas afectadas. La revisión interna que Pemex inició para evaluar contratos no ha derivado en pagos, y tampoco se han abierto las Copades que permitirían facturar los servicios concluidos.
Proveedores advierten que el monto que se busca obtener mediante bonos de deuda apenas cubriría una mínima parte del pasivo, mientras los intereses bancarios por préstamos adquiridos siguen acumulándose. La incertidumbre crece en un contexto donde Pemex tiene la facultad de modificar plazos, pero no asume intereses moratorios ni sanciones por incumplimientos.
De mantenerse esta situación, el sector advierte que la paralización de pagos afectará la cadena productiva, deteniendo proyectos clave y obligando a muchas empresas a recortar personal o limitar sus operaciones. La falta de liquidez también impacta en la confianza de inversionistas y proveedores secundarios que dependen de estos recursos.
En el horizonte cercano, los empresarios temen que la ausencia de compromisos claros prolongue la crisis financiera, generando un efecto dominó en la economía regional vinculada a la industria petrolera, que podría traducirse en pérdida de empleos y reducción de inversiones en el sector.






