Organizaciones ambientales criticaron el reciente informe que Petróleos Mexicanos (Pemex) entregó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en el que la empresa estatal afirma que no existen registros de contaminación en la Sonda de Campeche, pese a los múltiples accidentes petroleros ocurridos entre 2019 y 2025.
Jacqueline Díaz May, vocera de la asociación Desarrollo y Medio Ambiente A.C., señaló que el documento fue incluido en el Inventario Nacional de Sitios Contaminados y Remediados, donde Pemex clasificó los vertimientos de crudo como de “impacto menor” sobre el entorno marino y la biodiversidad. La organización cuestionó esta evaluación, al considerar que minimiza los efectos de los derrames documentados durante ese periodo.
Entre los incidentes no reconocidos por la empresa, destacan los dos derrames registrados en Cayo Arcas, que afectaron más de 4 mil hectáreas marinas, según los reportes de ambientalistas. También quedaron fuera del informe las fugas de 2023 en los campos Ek-Balam y la explosión ocurrida un año después en la plataforma Akal-Bravo.
En 2025, los daños continuaron. En marzo, una mancha de crudo visible desde satélite se extendió cerca del Centro de Procesos Cantarell en un radio de aproximadamente 10 kilómetros, mientras que en septiembre otro derrame, originado en un ducto secundario de la plataforma E-Ku-A, fue contenido tras tres días de trabajos de reparación.
A pesar de la magnitud de estos eventos, Pemex insistió en que las afectaciones ambientales son de baja escala. Grupos ecologistas en Campeche advirtieron que la postura de la petrolera busca evadir su responsabilidad y subrayaron la necesidad de que se realice una auditoría independiente para evaluar el verdadero estado ecológico de la Sonda de Campeche, una región estratégica para la producción petrolera y, al mismo tiempo, vital para la conservación marina del Golfo de México.
