La falta de regulación en las costas de Campeche ha provocado una caída preocupante en la producción pesquera, con consecuencias que ya se sienten en los hogares de las comunidades ribereñas. Empresarios advierten que no solo están en riesgo las especies marinas, sino también los empleos y la seguridad alimentaria de la región.
Francisco Romellón Herrera, presidente estatal de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (Canainpesca), señaló que desde hace más de seis años se ha pedido a las autoridades vigilancia permanente en el mar. Sin embargo, persisten las lanchas irregulares que operan sin permisos y fuera de control, afectando tanto a la industria como al equilibrio ecológico.
El impacto económico es evidente: al reducirse los volúmenes de captura, disminuyen los ingresos de los pescadores y se pierden fuentes de empleo directas e indirectas. Esto golpea a familias enteras que dependen de la actividad pesquera, generando un efecto dominó en la economía local.
La situación también repercute en la mesa de los consumidores. La menor disponibilidad de especies como el pulpo, camarón o robalo encarece el precio de estos productos y limita el acceso a alimentos que forman parte de la dieta tradicional de Campeche. Para Romellón Herrera, el problema no es solo empresarial, sino social y alimentario.
El Anuario Estadístico de la Conapesca confirma la tendencia negativa: de las nueve especies monitoreadas en 2024, siete mostraron caídas en su producción anual. El pulpo, el jurel, el caracol y el camarón son los casos más representativos. Solo la jaiba y la sierra registraron ligeras mejoras.
Sin una acción inmediata para regular las embarcaciones y aplicar sanciones a quienes operan de manera ilegal, advierten los industriales, la crisis pesquera continuará profundizándose. De mantenerse esta dinámica, Campeche no solo perderá competitividad, sino que también enfrentará mayores problemas de desempleo y encarecimiento de alimentos básicos para su población.
