Grupo México suspendió sus actividades de perforación en Ciudad del Carmen y otras regiones del país, debido a la falta de pagos por parte de Petróleos Mexicanos (PEMEX), y es que la paraestatal arrastra no solo un pasivo con proveedores cercano a los 22 mil 800 millones de dólares, sino una deuda financiera global superior a los 98 mil millones.
La paralización de plataformas tipo jackup es una de las primeras consecuencias visibles de la presión financiera que vive la industria energética, particularmente en zonas clave como Campeche, donde la actividad petrolera es motor económico. La falta de liquidez ya afecta directamente a contratistas y proveedores.
Javier Bello Ávila, presidente de Contraloría Ciudadana A.C., denunció que el pasado 31 de julio venció el plazo comprometido por PEMEX para comenzar a liberar pagos, pero los recursos no llegaron, lo que mantiene en vilo a empresas que enfrentan además bloqueos fiscales por parte del IMSS e INFONAVIT.
El también activista advirtió que esta situación es insostenible para decenas de compañías, muchas de ellas con operaciones exclusivamente en el sureste, ya que no solo se trata de retrasos, sino de la imposibilidad de cubrir cuotas patronales y compromisos laborales debido a cuentas congeladas.
La petrolera estatal busca obtener recursos mediante la colocación de bonos por hasta 12 mil millones de dólares, de los cuales una parte estaría destinada al Grupo Carso, y otra al pago de proveedores. Sin embargo, expertos señalan que esta medida no sería suficiente para enfrentar la magnitud de los adeudos.
En tanto, no ha habido pronunciamientos oficiales de PEMEX ni del Gobierno federal, a pesar de las gestiones realizadas por la diputada Rocío Abreu Artiñano, presidenta de la Comisión de Energía. “Cada día que pasa, más empresas se detienen. La cadena está rota”, concluyó Bello Ávila.
