Desesperados por los constantes problemas en el suministro de energía eléctrica, habitantes de Atasta Pueblo bloquearon la carretera federal 180 desde el domingo, a pesar de que esta acción podría derivar en sanciones legales, pues firmaron previamente un acuerdo con el Gobierno del Estado en el que se comprometían a no cerrar vías de comunicación.
El documento, firmado durante reuniones anteriores con autoridades estatales, advertía que nuevos bloqueos serían considerados un delito. Sin embargo, los pobladores decidieron actuar, asegurando que los trabajos que realiza la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no han resuelto los problemas de bajo voltaje que afectan a cientos de familias en la región.
La protesta inició el domingo por la tarde en la comunidad de San Antonio Cárdenas, donde colocaron piedras, ramas y vehículos pesados para impedir el paso en ambos sentidos de la carretera del Golfo. Aunque el tránsito se liberó momentáneamente durante la madrugada, este lunes por la mañana el cierre fue reinstalado en otro punto, cerca de la terminal de autobuses de SAG.
Ante el intento de los automovilistas de tomar rutas alternas por caminos internos de la comunidad, los inconformes también bloquearon esos accesos. La decisión provocó el colapso del tráfico entre Ciudad del Carmen y Villahermosa, dejando varados a conductores particulares, autobuses y unidades de carga.
La protesta ya ha tenido efectos más allá de lo local. La Liga Mexicana de Beisbol suspendió la serie entre los Piratas de Campeche y los Leones de Yucatán, debido a que el equipo visitante no logró trasladarse desde Villahermosa por el cierre de la carretera.
Aunque funcionarios estatales han acudido a la zona en múltiples ocasiones —incluida la secretaria de Gobierno, Liz Hernández— para informar sobre trabajos como el cambio de transformadores y cableado, los pobladores insisten en que la única solución viable es la construcción inmediata de una subestación eléctrica.
El bloqueo se mantiene activo. Los manifestantes aseguran que no levantarán la protesta hasta obtener una respuesta clara y compromisos concretos por parte de la CFE. Mientras tanto, crece la tensión entre los propios habitantes de la región, divididos entre la presión social por una mejora en el servicio y el temor a consecuencias legales por esta medida de presión.






