Un nuevo caso de miasis humana en el municipio de Carmen ha encendido las alertas sanitarias en Campeche, donde las autoridades estatales enfrentan un doble desafío: contener la propagación del gusano barrenador en el ganado y evitar su transmisión a personas, especialmente entre adultos mayores vulnerables.
La Secretaría de Salud del estado confirmó que el paciente más reciente es un hombre de 82 años que permanece hospitalizado debido a que también presenta otras enfermedades crónicas. El caso fue detectado en una comunidad rural no especificada del municipio de Carmen, uno de los puntos más afectados por la plaga.
A pesar de que esta enfermedad es más común entre animales, el brote actual ha comenzado a afectar también a seres humanos. En Campeche ya se han registrado dos casos de miasis humana y cinco más en Chiapas, lo que eleva a siete el número de personas infectadas en el país.
El primer caso en el estado se identificó en Candelaria: una mujer de 86 años con cáncer de piel resultó infectada tras haber estado en contacto con una cabra portadora del parásito. La presencia de heridas abiertas habría facilitado la infestación, lo que ha llevado a las autoridades a enfocar las acciones preventivas en adultos mayores con lesiones cutáneas.
Hasta el 27 de mayo, se han documentado 204 animales infectados en distintos municipios del estado. Candelaria encabeza la lista con 65 casos, seguido de Carmen con 36, Calakmul con 30, Escárcega con 27 y Champotón con 25. También hay registros en Hopelchén, Palizada y la capital estatal.
Mientras brigadas de salud recorren las comunidades rurales aplicando medidas de control, los legisladores del Congreso del Estado han comenzado a involucrarse. El diputado Daher Puch Rivera, junto con otros representantes, sostuvo una reunión con ganaderos en Candelaria para evaluar la gravedad del problema y coordinar respuestas más eficaces.
Sin embargo, la crisis ha estado marcada por el hermetismo. La Secretaría de Desarrollo Agropecuario, dirigida por Ramón Ochoa Peña, ha sido señalada por restringir la difusión de información relacionada con la enfermedad, tanto en animales como en humanos. Esta falta de transparencia ha generado preocupación entre los sectores afectados y demandas de mayor claridad por parte de la población.
El avance de la plaga y su impacto en la salud pública y la ganadería exige, según expertos y productores, una estrategia integral y coordinada entre dependencias estatales, autoridades locales y comunidades rurales, antes de que los casos continúen en aumento.






