Derivado de su amenaza de no trabajar hasta que el Gobierno de Campeche les asegure ser idóneos para una concesión, los martillos o ayudantes de taxistas revelaron que la inseguridad también es un factor que afecta su economía pues tan solo el año pasado se presentaron al menos 30 asaltos a trabajadores del volante.
Destacaron que hay zonas de la ciudad consideradas como peligrosas, tal es el caso de La Esperanza, Minas, Leovigildo, IMI, entre otras, que tienen un costo diferente por las noches o en su caso prefieren evitar esos servicios.
A los taxistas no solo les ocupa seguir exigiendo concesiones o que la Agencia Reguladora de Transporte del Estado de Campeche (ARTEC), antes Instituto Estatal del Transporte (IET), combata el “pirataje” que se hace vía InDrive, los robos a mano armada en varias zonas de la capital también campechana merman su cotidianidad.
Recientemente protestaron por la competencia desleal que ya representa la gente que presta servicio de taxi por InDrive, porque no pagan los impuestos que a ellos se les exige y cobrar hasta el doble de lo que le permiten al taxista, por lo que adicionalmente pidieron al gobierno que hagan a la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana (SPSC) patrullar mejor en ciertas áreas de la ciudad.
Juan Manuel Guillermo Pérez, quien es “martillo” desde hace más de 15 años, desmintió la noticia sobre un taxista que recibió un navajazo en días pasados, al precisar que fue producto de una riña que tuvo con unos motociclistas, no se trató de un robo.
Comentó que para ese gremio los “puntos rojos” en la ciudad son, por ejemplo, La Peña, IMI III, Lázaro Cárdenas, Ampliación Leovigildo Gómez, Miguel Hidalgo: “son colonias un poco conflictivas”.
Dijo que gente de otros estados llegan como “paracaidistas” a vivir a las inmediaciones de ciertas zonas y convierten el lugar, “donde abunda la prostitución, la droga y el alcohol y eso es lo que les entorpece el cerebro para delinquir”.
No denuncian, dijo, porque ir a la Fiscalía General del Estado de Campeche es solo exponer sus vidas, pues acusaron a la autoridad de revelar el nombre del taxista que denuncia, así como su número de unidad, y “así el ladrón ya sabe que lo fuiste a denunciar. Te vuelves presa fácil”.
Rafael Hernández, otro ayudante de taxista, se quejó de que la policía a veces termina soltando a los rateros.
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