Familias de Guatemala sobreviven en chozas en Campeche

En  campamentos de guatemaltecos en México, desplazados de la comunidad de Laguna Larga, apiñados en medio del monte, prácticamente en la línea divisoria entre Petén y Campeche. Llevan ahí seis años, en la mira de los soldados del destacamento militar que ocupa lo que antes fueron sus tierras y sus casas.

Ahí vive Constantino Vázquez Suchité, un campesino chortí ya viejo, que buscó toda su vida un pedazo de tierra para sembrar. Don Tino vio masacres y vivió los estragos de la tierra arrasada que aplicó el ejército guatemalteco en los años más duros del conflicto, hasta que logró establecerse con algunos hijos y nietos en un predio del Petén, municipio de San Andrés, pegado a la frontera con Campeche, Laguna Larga, hacia el año 2000.

Hace seis, las 111 familias asentadas en ese rincón de la devastada selva del Petén fueron desalojadas y empujadas a territorio mexicano, donde permanecen en la mayor precariedad, olvidadas por las autoridades de los dos países. Actualmente, entre defunciones y nacimientos, suman cerca de 500 personas, la mitad niños, refugiados sin reconocimiento oficial. En una hoja de papel con muchos dobleces y manchada de lodo se lleva ese registro puntual. Nadie más les lleva la cuenta.

El pasado 20 de abril, Tino, que fue líder comunitario, aprovechó junto con varios compañeros más la visita de activistas de derechos humanos al campamento para adentrarse en Guatemala y echar una ojeada a su antigua aldea, hoy ocupada por militares chapines que suelen cerrarles el paso. No hay más de tres kilómetros de distancia.

Deambula con angustia entre los troncos quemados que fueron pilares de su casa, entre las láminas de zinc retorcidas regadas por ahí. Busca entre la maleza sus dos pozos. Ambos están cegados. Su nuera recoge una hermosa guanábana madura. Los nietos juntan leña y se llenan los bolsillos de mangos. Todo era suyo. Ya no.

De regreso al campamento, hay asamblea con los enviados del Equipo Indignación, que acuden regularmente a verificar las condiciones del campamento para reportar a los organismos de derechos humanos de la ONU y la OEA. La directora Cristina Muñoz les trae un recado del presidente Andrés Manuel López Obrador.

A principios de abril el mandatario recibió a la activista yucateca (que también acompaña la resistencia contra las granjas porcícolas en el anillo de cenotes de la península) y escuchó el caso a grandes rasgos. López Obrador firmó un informe que se le entregó y prometió: “Diles de mi parte que personalmente me voy a ocupar”. Lo que estos refugiados piden al mandatario mexicano es que intervenga ante el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, para que resuelva y permita el retorno de estas familias a sus tierras.

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