En el acuífero maya, un intrincado sistema de cuevas, cenotes y ríos subterráneos, ubicado en Península de Yucatán, se encontró a Naia, una joven que hace 13,000 años murió al caer al cenote Hoyo Negro, cerca de Tulum, Quintana Roo, y cuyos restos óseos son los más antiguos de un ser humano en América.
Otros hallazgos tan importantes como éste quizá queden sepultados para siempre con el Tramo 5 del Tren Maya, que va de Cancún a Tulum, pues su peso sobre la piedra kárstica puede colapsar el ecosistema subterráneo.
¿Cómo defender lo que no se conoce? Camila Jaber, ingeniera en Innovación y Desarrollo por el Tec de Monterrey, ha encontrado en los cenotes mundos fascinantes que le permiten practicar el buceo libre (en 2020 rompió un récord nacional en la categoría sin aletas).
El año pasado, su video “Soy Cenote” (que alerta sobre la contaminación de estos sistemas) ganó el primer lugar del concurso #CreateCOP26 durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, Escocia.
Hoy protesta contra el proyecto de infraestructura del gobierno federal que amenaza con “bloquear entradas a mundos que nunca vamos a conocer”.
“Soy Cenote”
Camila Jaber es originaria de Ciudad del Carmen, Campeche. Cuando iba en la preparatoria padecía de hiperactividad y le costaba mucho concentrarse, pero a los 16 años descubrió la apnea o buceo libre, un deporte considerado extremo, que a ella le da momentos de paz, silencio y quietud.
“Es un deporte que no se hace con adrenalina, todo lo contrario. En las competencias todo el mundo está en silencio. Vas poco a poco avanzando, es muy mental, muy de adaptarse progresivamente a la profundidad”.
En 2017, alcanzó el récord nacional en la categoría sin aletas con 56 metros en Roatán, Honduras, y en 2020 rompió un nuevo récord al alcanzar los 58 metros en el cenote Yum Kin en Puerto Morelos, Quintana Roo.
El récord mundial lo tiene la italiana Alessia Zecchini con 74 metros de profundidad, y aunque no parece mucho, en la apnea avanzar un metro lleva todo un año de entrenamiento, pero la EXATEC no tiene prisa.
“Es un deporte longevo, tengo 26 años de edad y soy de las más jóvenes compitiendo en la categoría de mujeres. La campeona mundial de monoaleta acaba de cumplir 40 años y está en su mejor racha”.
Ella practica la apnea en profundidad, lo que le ha permitido explorar cuevas y cenotes en la Riviera Maya, y conocer mundos acuáticos fascinantes.
“La combinación entre el agua cristalina, las entradas de luz natural y formaciones de piedras que llevan millones de años los convierte en paisajes con una belleza única en el mundo”, dice.
En su video “Soy Cenote”, ganador del primer lugar en el concurso #CreateCOP26, habla de esa conexión mística con el agua, pero también alerta de su contaminación: en Playa del Carmen el 70% del agua residual va a dar a los cenotes y después al mar y con la construcción del Tren Maya la degradación será peor.
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